Jorge Macri comenzó a invitar a funcionarios, dirigentes, legisladores y aliados a su departamento sobre la avenida Del Libertador –casi frente a la YPF del ACA– a cenar. En esas comidas se habla de política. Pero con un detalle no menor que ninguno de los comensales que ya concurrió dejó de observar: al lado de él se sienta Daniel “el Tano” Angelici.
PERFIL ya había adelantado en exclusivo que el jefe de Gobierno había decidido entregarle el manejo de la Legislatura porteña y de los acuerdos políticos al expresidente de Boca, quien además es un íntimo amigo de Mauricio Macri. Pero la cuestión no es solamente esa: el Tano es hoy el principal nexo entre los primos. La relación entre ambos pasa por un momento muy complejo: hablan poco, se critican en privado ante sus interlocutores y hasta se han culpado mutuamente de la derrota electoral.
La frialdad alcanzó los oídos de varios empresarios de peso de la Ciudad. El expresidente escuchó voces críticas del Gobierno porteño, mientras que el jefe de Gobierno plantea, ante su círculo íntimo, que su primo lo intenta condicionar todo el tiempo.
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Como sea, en la primera de las cenas Jorge Macri pasó buena parte de la noche relatando un estudio cualitativo de focus group donde se indagó a votantes del PRO de 2023 que mutaron a otras opciones, en especial a La Libertad Avanza. El jefe de Gobierno admitió allí abiertamente que la gestión tuvo un componente clave para la derrota ante Manuel Adorni por 15 puntos. Comentó que esos votantes, que migraron, se quejaban de temas de su metro cuadrado, como la basura, la inseguridad y el tránsito.
Fue un homenaje implícito al jefe del bloque del PRO en la Legislatura porteña, Darío “Daro” Nieto, un hombre de máxima confianza de Mauricio Macri, quien, tras la derrota, planteó ante el gabinete la hipótesis de la injerencia decisiva de la gestión en los malos resultados electorales. Ese día Jorge Macri lo cruzó y desde allí pasaron meses sin hablarse.
Volviendo a la primera cena, los comensales escuchaban. También allí se habló, jocosamente, de uno de los ministros: el de Movilidad, Pablo Bereciartúa. “Pablo está llegando de viaje, graba dos videos y se vuelve a ir”, se escuchó, a modo de broma. Bereciartúa es uno de los nominados para futuros cambios.
Paralelamente el desembarco de Ezequiel Sabor como flamante secretario de Gobierno logró oxigenar un área que estaba ahogada por las pésimas relaciones políticas y personales que construyó César “el Tuta” Torres, en especial con los comuneros. Eso sí: el ministro de Espacio Público, Ignacio Baistrocchi, ya no podrá retener parte de las funciones que manejaban las comunas antes de que asuma Jorge Macri al área de Sabor para retomar el buen vínculo con el territorio que Torres detonó.Paralelamente, en la Legislatura porteña, a pesar de la delegación a Angelici, el jueves, disfrazado de acuerdo, el PRO sufrió una dura derrota cuando la oposición juntó los votos para impulsar la exención de pago de jubilados que perciben hasta 2,5 haberes mínimos. Fue una victoria de un nuevo armado opositor encabezado por tres piezas claves: Claudia Neira, jefa del bloque del PJ; Graciela Ocaña, de Confianza Pública y aliada de Horacio Rodríguez Larreta; y la UCR que conduce Manuela Thourte. El PRO decidió acompañar la propuesta cuando los votos ya estaban. ¿Se hartaron Darío Nieto y el vicepresidente de la Legislatura, Matías López, del ninguneo de Uspallata?
Eso sí: Angelici deberá batallar fuerte para bajar a dos de tres legisladores (dos ya electos y un tercero que espera) si quiere que su delfín, Lautaro García Batallán, quien estuvo octavo en la boleta, presida la Legislatura. Nieto no dejará la banca y Waldo Wolff, sexto en la lista, tampoco piensa negarse a asumir un compromiso constitucional. Ni por ser diputado nacional vaya a saber en qué lugar.