La temporada de huracanes 2025 en el Atlántico transcurrió hasta el momento con una inusual calma que sorprendió tanto a especialistas como a la población en general. Aunque no se registraron demasiados ciclones de gran magnitud ni amenazas directas a Estados Unidos en los últimos meses, los meteorólogos coinciden en que la tranquilidad podría ser engañosa. En ese sentido, la actividad podría incrementarse durante septiembre y octubre.
El doctor Ángel Meulenert, especialista en meteorología, lanzó una seria advertencia en diálogo con CNN: “Es posible que empecemos a ver el desarrollo de grandes huracanes en estos dos meses, por lo tanto, no se debe bajar la guardia”. Sus palabras llegan justo en el tramo más activo del calendario ciclónico.
Meulenert describió la evolución de los sistemas tropicales en el Atlántico como “irregular”. Al inicio del año, la actividad se concentró en el Pacífico oriental, donde seis ciclones tropicales se formaron con rapidez. En contraste, el Atlántico presentó un panorama más pausado y con desarrollos que se originaron principalmente en mar abierto, sin consecuencias graves para el territorio continental.
Esa diferencia dejó la impresión de una temporada atípica. Sin embargo, el especialista recordó que lo que parecía una calma prolongada no implica que los meses venideros vayan a mantener esa tendencia.
De hecho, septiembre y octubre figuran como los más productivos en la formación de ciclones. Con las aguas oceánicas en niveles de temperatura muy elevados, el riesgo de huracanes de categoría mayor crece de manera considerable.
“El mar se encuentra extremadamente cálido en amplias regiones del Atlántico y esa es la energía que necesitan los sistemas tropicales para intensificarse”, explicó Meulenert en CNN.
La advertencia del experto no se sostiene solo en su experiencia de campo, sino que se apoya en la actualización que la Administración Nacional Oceánica y Atmosférica (NOAA, por sus siglas en inglés) publicó a comienzos de agosto. El organismo estadounidense confirmó que las condiciones atmosféricas y oceánicas siguen alineadas con una temporada por encima de lo normal, tal como lo había pronosticado en mayo.
De acuerdo con el informe, se esperan entre 13 y 18 tormentas con nombre propio, de las cuales entre cinco y nueve podrían convertirse en huracanes, entre los que se incluyen entre dos y cinco de gran intensidad, con vientos que superarían las 110 millas por hora (178 km/h).
Hasta ahora, la actividad fue limitada a seis tormentas nombradas (Andrea, Barry, Chantal, Dexter, Erin y Fernand). De ellas, solo Erin alcanzó la categoría de huracán.
Laura Grimm, administradora interina de la NOAA, subrayó que esta actualización debía ser entendida como un “llamado a la acción” para que las comunidades costeras se preparen con antelación. “No hay que esperar a que un aviso de huracán esté emitido para tomar medidas de protección”, recalcó.
El calendario ciclónico en el Atlántico se extiende del 1° de junio al 30 de noviembre, pero el momento de mayor intensidad ocurre entre mediados de agosto y fines de octubre. Ese lapso concentra el mayor número de sistemas tropicales debido a la combinación de altas temperaturas en la superficie del mar, el fortalecimiento del monzón africano occidental y la ausencia de fenómenos como El Niño o La Niña que pudieran modificar los patrones de desarrollo.
En este contexto, Meulenert insistió en que el riesgo de que aparezcan huracanes de gran magnitud en septiembre y octubre es real. “La temporada puede haber comenzado pausada, pero eso no significa que terminará igual”, concluyó.